Durante las vacaciones estivales es habitual que nuestra rutina varíe y una de las principales perjudicadas por este cambio de hábitos es nuestra boca. En verano los horarios se flexibilizan, pasamos más horas fuera de casa, solemos alterar la alimentación y tendemos a consumir más bebidas alcohólicas y/o azucaradas. En definitiva, todos estos cambios de rutina pueden tener diferentes consecuencias en nuestra salud oral, entre las que destacamos problemas de halitosis o mal aliento.
La deshidratación, sumada a los cambios que hemos mencionado anteriormente, es un factor determinante cuando hablamos de mal aliento en época estival. La saliva es la encargada de mantener nuestra boca hidratada y de protegernos de las bacterias que habitan en nuestra boca, que tienden a multiplicarse cuando esta está seca. Para que la segregación de saliva no peligre en verano, es importante mantenernos siempre hidratados.
La relajación en la rutina de nuestro día a día hace que muchas personas sean menos meticulosas en su higiene oral, y esto, más allá de favorecer la aparición del mal aliento o halitosis, supone también el empeoramiento de otras patologías como pueden ser la inflamación de encías, recaídas en problemas periodontales, así como otros trastornos bucales que te contamos a continuación.
Qué es la halitosis o mal aliento
La halitosis es una de las patologías con mayor impacto en las relaciones sociales, puesto que no solo afecta a la persona que la padece, sino también a aquellos con los que comparte su vida.
Esta afección implica directamente al olfato de las personas, que ha sido considerado no solamente el órgano de los sentidos más emocional, sino también el más complejo debido a las respuestas emocionales que los olores producen en los seres humanos. La percepción de un aliento desagradable genera, habitualmente, el aumento de emociones y sensaciones negativas. Por este motivo, el mal aliento no supone únicamente un problema físico, sino que lleva implícita una parte emocional.
Halitosis: causas y tratamientos para evitar el mal aliento
El mal aliento suele estar ocasionado principalmente por la acumulación de bacterias en la boca, así como por alimentos residuales que se quedan atrapados entre los dientes y la línea de las encías. Si a la falta de higiene bucal le añadimos un incremento de bebidas alcohólicas y el consumo de tabaco, la halitosis aparecerá y empeorará si ya tenemos un problema de mal aliento de base.
Para prevenir que la halitosis aparezca es importante mantener una higiene adecuada durante todo el año y no descuidarla en verano. Esta debe consistir en un cepillado dental mínimo dos veces al día, limpiar la lengua, sobre todo la parte posterior, ya que existe una gran cantidad de placa y bacterias que crecen en esta zona y utilizar hilo dental y enjuagues bucales a diario.
Hipersensibilidad dental
Con la llegada del verano aumenta el consumo de alimentos y bebidas frías y ácidas pudiendo tener repercusiones en nuestra boca. La consecuencia más directa es la aparición de la hipersensibilidad dental, que ocasiona una sensación molesta e incluso dolorosa por un periodo breve de tiempo cuando nuestros dientes entran en contacto con estos productos.
Reducir en la medida de lo posible el consumo de estas bebidas ácidas, y cepillarse los dientes en la primera hora posterior a haberlas tomado puede mejorar esta molesta sensación.
Traumatismos dentales
En verano pasamos más tiempo al aire libre, en muchas ocasiones practicando deporte o haciendo excursiones. Estas actividades suelen entrañar más riesgos que las que llevamos a cabo fuera del periodo vacacional y esto hace que los dientes puedan sufrir más traumatismos.
Ante esto, hay que mantener la calma, comprobar el estado del diente tras el golpe y si tiene o no movilidad. Acudir al dentista dentro de las tres primeras horas es fundamental para la supervivencia del diente. En caso de rotura, se debe guardar el trozo fracturado y acudir rápidamente al dentista para realizar el tratamiento oportuno para salvar el diente.
Recomendaciones para una sonrisa sana en verano
La llegada del verano y las vacaciones no tiene por qué suponer un cambio en nuestra salud bucodental, por este motivo, no queremos acabar este post sin antes darte unas pequeñas recomendaciones para que la halitosis no se convierta en un problema cuando vuelvas de tus vacaciones.
- Lleva siempre encima un kit dental. Este debe contener, al menos, un cepillo y una pasta dentífrica fluorada. Estos sets de viaje se pueden encontrar fácilmente en supermercados o farmacias y tienen un tamaño reducido para que podamos llevarlo en nuestro bolso y utilizarlo siempre que sea necesario. Recuerda que estar fuera de casa no significa descuidar las rutinas de salud bucodental. El cuidado de los dientes en verano es igual de importante que durante el resto del año.
- La hidratación es clave. Tal y como ya hemos comentado en líneas anteriores, mantener la humedad de la boca es primordial en la época estival, te recomendamos que lleves siempre contigo una botella de agua. Evita fumar y bebe mucha agua, además de mantener tu boca húmeda ayudará a controlar el mal aliento. Los caramelos sin azúcar y los chicles de xilitol también son unos buenos aliados para segregar saliva. No te olvides de hidratar tus labios con una crema que tenga protección solar.
- Las frutas de temporada, tus aliadas. ¿Sabías que la sandía y el melón ayudan a cuidar tu salud bucodental? además, contienen más del 90% de agua, por lo que te ayudarán a estar hidratado y evitar así que se produzca un aumento de la densidad de nuestra saliva. Las cerezas, fresas y melocotones tan típicos de nuestro verano ayudan a fortalecer nuestras encías por su alto contenido en vitamina C.
Las visitas periódicas a tu dentista son la mejor forma de evitar complicaciones y mantener nuestra sonrisa en perfecto estado. Por este motivo, desde Clínicas W te animamos a que lo hagas a la vuelta de tus vacaciones. Ponte en manos de tu dentista de confianza y empieza tu rutina sabiendo que el verano no ha apagado tu sonrisa.
Un último consejo: ¡Ponle tu mejor sonrisa al verano!