Desde la infancia nos hablan acerca del flúor dental y los beneficios que tiene para los dientes. La prevención de enfermedades como la caries suele ser la primera toma de contacto con el dentista en edad infantil. Pero, ¿sabemos exactamente qué es el flúor y en qué difieren el flúor y el fluoruro o flúor dental? A lo largo de los últimos años se ha investigado bastante sobre su uso y los riesgos que pueden acompañarle. Desde Clínicas W queremos responder algunas de las dudas más habituales relacionadas con el flúor.
Qué es el flúor
El flúor es un elemento químico presente en la naturaleza considerado uno de los más reactivos. De hecho, si este compuesto en su estado más puro estuviera en contacto con nuestra piel nos produciría graves quemaduras químicas. Los dentífricos y enjuagues bucales que forman parte de nuestras rutinas de higiene bucodental no contienen flúor puro, sino un derivado conocido como fluoruro.
Este se aplica a la pasta de dientes porque, al reducir la solubilidad del esmalte, hace el diente más resistente a los ácidos de las bacterias que habitan en la placa. Su uso es aconsejable ya que proporciona tres beneficios a los dientes: aumenta la resistencia del esmalte, es antibacteriano porque actúa frente al crecimiento de las bacterias que producen el sarro y, además, permite mineralizar la capa del esmalte.
A mitad del siglo XX, un grupo de investigadores de EEUU observaron que los habitantes de las zonas en las que el agua del grifo tenía una mayor concentración de flúor mostraban una menor incidencia de caries y una mejor salud bucodental. Unos años más tarde, en una localidad del norte del país, se decidió añadir por primera vez flúor de manera artificial en el agua. La fluoración del agua se extendió y se considera uno de los grandes logros sanitarios, corroborado por la OMS en el año 2016.
¿El flúor es bueno o malo?
Vamos con una de las grandes preguntas. ¿Es realmente saludable el flúor? Estudios realizados a lo largo de las últimas décadas han cuestionado los beneficios de la fluoración del agua. Muchos profesionales señalan que la disminución de la tasa de caries no estuvo relacionada con el agua, sino con el uso de dentífricos con flúor y otros productos sanitarios relacionados. Otros, van más allá y plantean una posible toxicidad del flúor.
Uno de los primeros signos de esta toxicidad de la que hablamos es la fluorosis dental con la que aparecen manchas marrones en las piezas dentales. El consumo excesivo de esta sustancia se ha relacionado a la vez con otros efectos adversos, como pueden ser el deterioro cognitivo, el hipotiroidismo e incluso, cáncer. Señalan que el flúor no necesita ser ingerido para ejercer su actividad protectora de la dentadura ya que su aplicación puede ser tópica.
A pesar de tanta controversia, un estudio reciente publicado por la Universidad de Chicago ha vuelto a comprobar la seguridad de la fluorización del agua. El estudio, mencionado en la revista Quo, revela cómo los niveles naturales de flúor o una fluoración del agua —dentro de los márgenes de seguridad— tiene efectos positivos. No solo se constata el efecto beneficioso sobre la salud bucodental y la reducción de caries, sino que, además, indica que el consumo de flúor no provoca ningún efecto negativo sobre la capacidad cognitiva.
Desde Clínicas W te animamos a consultar con tu dentista de confianza tus dudas acerca del flúor dental y otros temas relacionados con tu salud bucodental. La prevención es siempre el mejor tratamiento. Queremos seguir cuidando de tu sonrisa y la de los tuyos.