Las bebidas alcohólicas pueden estar presentes en la mayoría de eventos con cierta naturalidad. Imaginar una celebración sin brindis es tan extraño como un enero sin propósitos de año nuevo. Es más, si eres supersticioso habrás escuchado en más de una ocasión que brindar con agua atrae la mala suerte. Pero creencias populares al margen, debes saber que disfrutar esos momentos no está reñido con saber que tus dientes también sufren los efectos nocivos del alcohol. Sobran los motivos para intentar no probar ni gota y poner nuestro granito de arena en el Día Mundial Sin Alcohol. Y hay que reconocer que no fue fácil porque el año pasado el 15 de noviembre fue… ¡viernes!
Consecuencias del alcohol en los dientes
Empecemos por el mayor interrogante durante los últimos años. ¿Tomar una cerveza o copa de vino al día es saludable? Aunque algunos estudios van en esta línea, lo cierto es que una investigación reciente de la Sociedad Europea de Cardiología asegura que la aparentemente inofensiva ‘copita’ diaria es más perjudicial para la salud cardiovascular que injerir una gran cantidad de alcohol de forma ocasional. Es decir, que el consumo moderado en celebraciones sería mejor para la salud que un consumo mínimo pero diario.
Aunque las consecuencias nocivas principales son las que afectan al sistema cardiovascular y digestivo, la realidad es que los dientes también se ven afectados, y no poco. Descubre cómo afecta el consumo de alcohol en los dientes:
Mayor sensibilidad
Las bebidas alcohólicas contienen sustancias químicas y ácidas que producen la erosión de las piezas dentales. El desgaste del esmalte dental es el paso previo a la aparición de enfermedades como la caries o la molesta sensibilidad dental a bebidas y alimentos calientes y fríos.
Boca seca
¿Quién no se ha despertado con la boca pastosa y la lengua áspera después de una noche de excesos? Otra de las consecuencias del alcohol en los dientes es que afecta directamente a las glándulas salivales, provocando una disminución del nivel de saliva en la boca. Si tenemos en cuenta que la saliva actúa como agente protector de los dientes, el consumo de alcohol origina el escenario perfecto para que proliferen enfermedades como la caries y el temido mal aliento o halitosis.
Alteración del pH
Los alimentos y las bebidas que forman parte del día a día son responsables directos del estado de los dientes y encías. En este sentido, el consumo habitual de bebidas alcohólicas puede tener graves consecuencias, ya que por normal general alteran la acidez de la boca llevando el nivel de pH a niveles tan bajos que ponen en riesgo la función defensiva de la saliva. Un simple gin-tonic puede disminuir el pH por debajo de 3 puntos cuando el rango ideal de acidez en la boca oscila entre 5,6 y 7,9, según indica el Colegio de Higienistas de Madrid.
Azúcar… y más azúcar
El alcohol está subrayado en rojo en la lista de dietistas y nutricionistas, entre otros motivos, por su alto contenido en azúcar, presente en productos como el vino y especialmente en las bebidas alcohólicas que se consumen con refrescos (la gran mayoría). Desde el punto de vista de la salud bucodental, no hace falta decir incidir en que un alto nivel de azúcar unido al efecto de sequedad en la boca que produce el alcohol crea una verdadera bomba de relojería en la boca.
Dicho esto, es innegable que todas las personas, en mayor o menor medida, se permiten un exceso en ocasiones especiales. En esos casos, lo más recomendable es alternar el consumo de bebidas alcohólicas, como el vino o la cerveza, con con agua. De este modo, facilitamos una mejor hidratación en la boca. Además, también es aconsejable enjuagarse la boca inmediatamente después y esperar alrededor de 30 minutos para cepillarnos los dientes, facilitando la estabilización del pH de la boca.
Así que ya sabes, la resaca puede ser el menor de los problemas derivados del alcohol. No olvides visitar tu dentista de confianza para prevenir cualquier patología derivada del consumo de alcohol. Encuentra tu Clínica W más cercana y revisa el estado de tu boca.